Hay espacios en mi cuerpo que todavía no conozco, infinitos espacios que voy descubriendo. Se tensan, se sueltan, son flexibles y maleables, se expresan. Hay un espacio entre mi cuerpo y lo que me rodea, un espacio que respira y que dialoga con mi danza. Los espacios de mi cuerpo crean el movimiento que se expande hacia el espacio exterior y se comunica con él. Eso genera un diálogo con el espacio que nos habita y nos rodea en ese instante. Si nos damos el tiempo suficiente, podemos descubrir las posibilidades de movimiento que tenemos entre los límites.