Hay cuerpos que se olvidan
Hay cuerpos que se olvidan aparece bajo la necesidad de parar, de reencontrarme tras diez años de trabajo con Dos Proposiciones. Esta es la décima producción y cada vez soy más consciente de lo que queda por aprender. Las festividades son importantes en mis producciones: fin de año (Colgada de ti), boda (Capítulo VIII del código civil: la disolución del matrimonio), cumpleaños (Japiverdy¡¡), cenas familiares (Lo que toca)… Bajo el reto de este solo, como pieza de larga duración para sala, entramos en el maravilloso mundo de las defunciones, los fines (y por lo tanto comienzos) de ciclo. Con todos los rituales exigidos, incluidas sus fases del duelo que, de la mano del dramaturgo Jose Fco Ortuño, me llevarán por la Negación, Negociación, Ira, Depresión y Aceptación. La temática de Hay cuerpos que se olvidan no es una elección casual, es el resultado de alcanzar la fase de aceptación en un duelo, no por un ser querido, sino por una profesión amada. A fin de cuentas: pa qué seguir llorando pa qué, si sólo son tres días, mi niña, y nos quedan dos.