La melancolía de las fotos que se van quemando. El sonido que quiebra en un vinilo rayado… Lo que se descompone abre un nuevo marco de expresión y de creación. Se descubre todo un discurso de disidencia y reapropiación de aquello que lejos de ser desechado adquiere dignidad y presencia. Comprimido en las coreografías cotidianas, el cuerpo trata de sobrevivir agotando su forma; se abren paisajes en sus grietas.