Serie para la preparación del intento
Prosopon era el nombre que se le daba en la antigua Grecia a la máscara que cubría el rostro de un actor al desempeñar su papel en el teatro. De aquí nace el concepto personare del latín, “sonar a través de algo”. Y de este, deviene el concepto persona.
Serie para la preparación del intento nos habla del juego de contrafuerzas que se da entre la elaborada sutilidad de los personajes que adoptamos y la compleja labor que precisa encarnarlos. Un delicado velo tallado sobre piedra rígida que viste un cuerpo gobernado por lo arquetípico. Dos figuras provistas de máscaras realizan de manera meticulosa, dedicada y obediente una serie de ejercicios que los llevaran a contactar con los límites de su resistencia y su identidad. Un intento de ser, cuando ser ya no es natural, sino aprendido.
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Breve descripción de la obra
“Serie para la preparación del Intento se trata de una pieza de perfomance que propone una mirada sensible y antropológica hacia los códigos automáticos del gesto social cotidiano que nos atraviesan y gobiernan nuestras acciones.
Dos performers provistos de máscaras de su propio rostro que les colocan en un punto de neutralidad, sin intención dramática ni personalidad impuesta, cumplen la figura de tabula rasa. Guiados por una misteriosa voz, realizan una serie de ejercicios que les llevan a experimentar con los entresijos y recovecos de las códigos relacionales llevándolos al límite de sus posibilidades.
La pieza propone un estado de suspensión: cuerpos sin rostro, expuestos a sus mecanismos involuntarios, dislocados, casi absurdos, sometidos a una serie de ejercicios y métricas gestuales que los invaden mientras ellos intentan habitar el presente sin mucho éxito. Se presenta un espacio donde el rostro queda suspendido, silenciado. La máscara anula la expresividad facial no como forma de ocultamiento, sino como un gesto de borrado: un intento de volver al cuerpo antes del personaje, antes del juicio, antes de la palabra. Los performers se convierten en prototipos humanos en estado de entrenamiento. Se abre una grieta entre lo que se dice, lo que se espera del cuerpo y lo que el cuerpo realmente hace o puede sostener. A través de la repetición y la disonancia entre palabra y acción, la escena se convierte en un laboratorio de lo humano. En ese espacio intermedio – entre el intento y el glitch – emerge una reflexión encarnada sobre lo que significa estar presente en un cuerpo atravesado por la norma. El resultado es un paisaje de fisuras, torpezas y disonancias. Un estudio vivo sobre el intento de ser, cuando ser ya no es natural, sino aprendido.
*Los textos son de Ander Perez Puelles